Un año de liturgia
Celebra todo el año
Por Keila Ochoa Harris
¿Te imaginas un año sin Navidad? ¿O una primavera sin Semana Santa? A final de cuentas, incluso las personas no religiosas organizan sus años alrededor de muchas fechas establecidas por la tradición cristiana o el año litúrgico.
Antes de que te pongas nerviosa, la palabra «liturgia», que es bastante elegante, se utiliza para describir el orden en un servicio eclesiástico, pero también podríamos decir que encierra la idea del «drama de adoración».
Dios estableció siete festivales para el pueblo de Israel que celebraban su salida de Egipto, la cosecha y el nuevo año, entre otras cosas. Cuando surgió la iglesia, comenzaron a usar algunos días para recordar la vida de Jesús, desde su nacimiento, hasta su muerte y resurrección.
Así se creó el calendario litúrgico que, podríamos decir, es como un guion general de las fechas establecidas. Sin embargo, si le das el mismo guion a dos directores obtendrás dos películas diferentes. ¿Por qué? Porque existe un margen para la creatividad y la personalización.
Lamentablemente, así como sucedió en el pueblo de Israel, corremos del riesgo de alterar tanto el guion que dejamos de usar las fechas correctamente y se vuelven tan solo una excusa para estar de vacaciones, comer de más y salir de la rutina. Por ejemplo, el guion se ha alejado tanto de su origen que Papá Noel eclipsa al Niño de Belén.
Sin embargo, los seres humanos necesitamos ciclos, repeticiones y recordatorios para no olvidar. ¿Y cómo lo hacemos? Rescatando el guion. Pensemos en algunas de las fechas que en un año podemos disfrutar. Empecemos en diciembre.
El Adviento nos recuerda la venida de Cristo y se celebra los cuatro domingos antes de Navidad. Puedes encender una vela cada domingo e ir preparando tu corazón al meditar en lo que Jesús nos vino a dar: esperanza, paz, gozo y amor. Añade al guion decoraciones navideñas, música navideña o comida típica de la temporada, pero no olvides leer las profecías bíblicas que se hicieron sobre el Mesías.
La Navidad, como todos sabemos, celebra el nacimiento de Cristo. Seguramente has participado de programas navideños o has asistido a reuniones especiales en torno al evento. No olvides personalizar tu guion y buscar maneras de profundizar en este día. Recuerda la importancia de que Dios nos dio a su Hijo, y busca maneras de dar y darte a otros.
En la iglesia ortodoxa se celebra la Epifanía, que en nuestros países se conoce como los Reyes Magos. Sin embargo, más allá de los regalos, no olvidemos que los enemigos de Dios trataron de asesinar al niño Jesús. Del mismo modo, ¿cuántos niños no están hoy en peligro debido a la pobreza o la criminalidad? ¿Qué te parece usar esta fecha para hacer algo a favor de la niñez?
Muchos nos hemos apartado de la práctica de la Cuaresma. Sin embargo, nuevamente, este es un tiempo de preparación antes de una de las fechas más importantes de nuestro calendario: la Semana Santa. Una forma en la que podemos alistarnos es leyendo los Evangelios para no olvidar quién es Jesús y por qué murió por nosotros. El ayuno también nos puede beneficiar, pues nos ayuda a enfocarnos. No tienes necesariamente que dejar de comer, sino quizá dejar las redes sociales por unos días; en otras palabras, abandonar algo que te estorba para poder centrarte en Jesús.
Por cierto, ninguna de estas actividades o festivales se deben usar para señalar a los que no las practican y alzarnos el cuello. Todas deben surgir de la motivación correcta: recordar lo que Jesús hizo por nosotros.
Semana Santa. Tristemente, para muchos de nosotros suena a playa. De todas las fechas, esta es probablemente la única que cae en las fechas más acertadas pues sigue el calendario judío. Culmina con el domingo de Pascua o resurrección. ¿Qué haces cada año? Ciertamente, muchos recordamos cada mes, cada semana, cada día la cruz de Jesús, pero no está de más tener pequeñas tradiciones personales que nos aproximen al guion original. Busquemos lecturas, música y espacios de silencio para dar gracias a Dios por un amor tan grande.
La iglesia ortodoxa, en particular, se acuerda del Día de la Ascensión, cuarenta días después de la muerte de Jesús. ¿Qué te parece ese día subir una colina, un monte o una montaña para meditar en la divinidad de Cristo? Se suele también comer algún tipo de ave. O simplemente, ese día toma un tiempo para contemplar las nubes y lee de nuevo la historia de la ascensión y la promesa de que Jesús vendrá otra vez.
¿Has celebrado el Pentecostés? Cincuenta días después del viernes santo festejemos la venida del Espíritu Santo y el nacimiento de la iglesia universal. Puede ser una buena oportunidad para apoyar la traducción de la Biblia a otras lenguas o para visitar otras congregaciones y gozarte con hermanos de diferentes denominaciones. El Pentecostés vino a revertir lo que perdimos en la Torre de Babel, así que es una buena oportunidad de agradecer a Dios por el regalo del lenguaje.
Finalmente, entre Pentecostés y Adviento parece que no hay muchas festividades, pero en septiembre se festeja el mes de la Biblia, ya que el 26 de septiembre de 1569 se concluyó la impresión de la primera Biblia en castellano. Podría ser una buena ocasión para regalar las Escrituras a algún amigo, vecino o familiar.
Con tu familia o amigos, encuentren fechas qué celebrar. Lo importante es siempre regresar al guion original: la vida de Jesús, y utilizar estas oportunidades para hablar de Él a otros y, sobre todo, para hablar con Él sobre lo que festejamos.
Celebra todo el año